Antes de empezar con mi debraye nocturno debo quejarme sobre algo que odio del blogspot. Ahora que acaban de meter nuevas plantillas y permiten añadir más monerías, ¿por qué demonios tenemos que usar imágenes prederteminadas? Estuve media hora intentando descifrar los códigos de HTML para meter una de mis propias fotos de fondo y pues nada, soy pésima con estas cosas y odio que la opción en sí no exista y tenga que lucir un blog que se parece a cualquier otro de aquí. No queda más que buscar la individualidad en el concepto del blog; lo cual supongo es mejor pero, bueno, en este mundo en el que ya todo se hizo, todo se escribió y todo se ha visto... no hay muchas opciones para resaltar.
En fin, el tema de mi entrada es algo que se ha estado escribiendo en mi cabeza desde hace un par de semanas y que en algún lado tenía que terminar. Desde los 11 años me hice a la costumbre de llevar diarios. Creo que mi necesidad por tenerlos tan bien documentados tiene que ver con dos cosas esenciales: amo escribir y odio olvidar. Si bien me estoy contradiciendo con entradas anteriores en las que hablo de la necesidad del olvido, creo que es algo que se aplica a ciertas cosas, ciertas personas, ciertos eventos, pero no a toda una vida.
Es realmente sorprendente la cantidad de cosas que somos capaces de olvidar, y no hablo sólo de eventos traumáticos que bloqueamos, sino de cosas que disfrutamos y juramos jamás podríamos olvidar; acontecimientos que marcaron cambios en nuestras vidas o en nuestras personalidades pueden desaparecer con una facilidad que casi asusta.
Me gusta mucho releer mis diarios, no es que me guste vivir en el pasado, pero hay muchas cosas que merecen ser revividas. A la fecha tengo 6 diarios (5 de papel y pluma y uno en internet que llevo desde hace 7 años), todos de diferentes tamaños y diseños, narrados desde Roxanas también muy diferentes entre sí. No sólo me gusta revivir cosas que había olvidado por completo, ver la evolución de mi voz también resulta muy divertido.
Las cosas que escribía a los 11 años pueden matar de risa a cualquier persona, y amo esa inocencia con la que solía ver a las personas y las situaciones. Mis narraciones de los 15 a los 16 años ocupan, en su mayor parte, mi obsesión con los Backstreet Boys y mis debrayes con ellos... jajajaja, aparte de que todos tenemos etapas incómodas, yo le echo la culpa a esa secundaria católica y para puras mujeres que me hizo una inepta para relacionarme con el sexo opuesto y que me obligó a fantasear con 5 desconocidos. La etapa más difícil de leer es quizá la de mi año sabático obligado por no haber podido entrar a la UNAM. Creo que no hubo una época más triste y deprimente en mi vida, justo por eso, porque casi acaba con ella. Las etapas más divertidas son quizá las de la universidad, creo que mi vida nunca estuvo tan llena de tanto y todo como en esos años de clases, amigos, novios transitorios, pedas, viajes y fiestas. Las narraciones actuales seguro también me sacarán muchas sonrisas en unos años, haber encontrado al hombre con el que quiero construir una vida no es cualquier cosa, releer nuestros inicios seguro será fantástico.
En fin, creo que esto de llevar diarios es un ejercicio de análisis que, aunque es considerado hasta cierto punto cursi, puedo recomendar a cualquiera. No soy la persona más cuerda del mundo, pero cuando me pierdo puedo encontrarme en las páginas que yo misma escribí. Puedo entender lo que mi presente a veces no puede digerir. Puedo volver a ser amiga de aquellas personas que salieron de mi vida y mirarlas en su tiempo, sin rencores. Puedo revivir cosas que necesitaba y había olvidado. Puedo mirarme en un espejo que proyecta diferentes Yo, otredades de mí misma que al final me ayudan a terminar de entenderme.
Los diarios, en definitiva, son la mejor terapia y la mejor cura a esa horrible nube de olvido que no siempre es necesaria. Si bien es cierto que no podemos vivir en el pasado, también es cierto que no se puede habitar el presente sin reconciliarse con el pasado.
Cheers!
4 comentarios:
Gran parte del pensamiento humano está hecho del pasado; e incluso las proyecciones que hacemos al futuro están elaboradas con el pasado. Bien por tu ejercicio.
Sobre las plantillas del blog: suena trillado pero pienso que la individualidad de un blog radica en el contenido, no en la envoltura :)
Felicidad, Tarumba.
reconciliaciones... difícil pero cierto... antes llevaba un diario, ahora es mi otro blog...tal vez el hecho de ponerlo en el internet, tan grande y tan diverso, me hace sentir menos sola...
abrazotes ;)
Al contrario tuyo, yo si vivo muchísimo del pasado... aún no descubro el por qué.
Me gustó mucho la entrada, tan rápido recorrer tanto tiempo desde los once hasta ahora. También me gustó la seguridad con la que mencionas algunas cosas, esa seguridad ya no se encuentra tan fácilmente entre las personas.
Gracias por pasar a mi blog, porque a la vez, me has hecho llegar a un este otro tan agradable. Tal vez tenga el tiempo para fatigar esos siete años escritos electrónicamente.
Saludos.
Alandroide, gracias. Creo que mir edacción ya chafea porque justo eso quería decir sobre el contenido del blog. Pero también es padre poder añadir al diseño de la página algo de originalidad, no? Es casi como la ropa. Pero bueno, no debrayaré comparando la ropa con el blog, jeje, gracias por la visita.
Ana, yo solía tener mi blog de internet abierto a todo el público, pero no sé. Siento que hay cosas que sólo puedo decirme a mí misma. Qué genial que tú sí puedas llevarlo al ojo público.}
Mr. Asco, pues muchas gracias por pasearse por este blog también. A veces creo que vivir en el pasado es más fácil que enfrentar el presente, pero también tiene su chiste vivir en los recuerdos. La sanidad es tan subjetiva que no podría decirte si haces mal o mejor todos deberíamos hacer lo mismo, al menos unos cuantos días a la semana.
Saludos a los tres!
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