viernes, 21 de febrero de 2014

ÁRBOLES PETRIFICADOS

 Te miro fijamente, quiero aprenderte bien para cuando sólo quede tu recuerdo y tenga que descifrar lo que no me dices ahora. Una parte de mi vida, estos minutos, se van contigo. No sé decir las cosas que siento. Tal vez algún día te las escriba sentada frente a otra ventana. No sé tampoco hasta dónde soy feliz. Cada despedida es un estarse desangrando, un dolor que nos asesina lentamente. Estamos llenos de palabras y sentimientos, de un silencio que nos confina en nosotros mismos. Tal vez esta habitación nos queda demasiado grande o demasiado estrecha y por eso no sabemos qué hacer con nuestros cuerpos y las palabras.
Amparo Dávila, "Árboles petrificados", Árboles petrificados, 1977

Sé que debo aprender a invertir mi tiempo en los proyectos más adecuados para avanzar prósperamente en este camino academicoso. Sé que llevo semanas evadiendo mi proyecto de tesis porque me desespera, porque me tiene saña, porque me araña con su complicada retrospectiva hacia algo incapaz de comunicarse conmigo. Y a pesar de todo esto que sé, no puedo evitar dedicarle mi poco "tiempo libre" a la relectura de esta maravillosa escritora. "Haz lo que te gusta", suelen decir, pero olvidan mencionar que lo que nos gusta a veces no va de la mano con lo que debemos hacer. Pues yo tengo este maravilloso don para hacer todo lo que no debo hacer. Siempre. Y me encanta. Amparo Dávila y yo hasta el fin del mundo.

Cheers!

2 comentarios:

Luis dijo...

Academicómico, luchar por un puesto regular en una falsa soltura,
mendigar por las diferentes alturas un mendrugo de pan, un trabajo contencioso que solo regula la arbitrariedad del estorbo,
busquemos nuestra propia amplitud,
nuestro propio negocio,
nuestra validez es absoluta para el concepto ingenioso,
solo encontrar la razon,
y todo lo demás vendrá hilado.

Taяuмвa dijo...

Pues aunque estoy de acuerdo con tus adjetivos, no puedo negar que ya estoy envuelta casi en un camino sin retorno en el mendingar por un puesto en este medio. Aunque claro, no puedo negar que la meta de encontrar mi propio negocio letrado no está descartada. Mientras tanto yo me dedico a lo que me llama, a los proyectos que me atrapan sin que yo pueda poner resistencia.

Gracias por pasar a leer y dejar tan certeras flechas.