viernes, 10 de septiembre de 2010

DÍA DE ASUETO


Doña Catrina estaba cansada, los siglos de trabajar sin descanso agotaban su lealtad. Esa madrugada decidió no levantarse, dejar que por un día nadie conociera su presencia.
Los efectos fueron, como era de esperarse, devastadores. El rumbo de la historia cambió de muchas maneras. Las personas que intentaron suicidarse fueron quizás las más afectadas. Los que ese día se aventaron al metro se encontraron descuartizados y sin haber alcanzado la tan deseada muerte. Los miembros de rescate no tuvieron idea de qué hacer con aquellos pedazos de humano que aún tenían vida. En la guerra en el Oriente no hubo decesos, pero sí mucha confusión al ver soldados desmembrados ―unos incluso sin cabeza― desfilar como si nada después de un gran bombardeo. Muchos eventos de este insólito fondo llenaron las páginas de los diarios en todo el mundo.
Doña Catrina se repuso de la fatiga y regresó al trabajo al día siguiente, cubrió la cuota de dos días y le dio el descanso eterno a todos aquellos que sin estar conscientes escaparon de su destino.
Sólo uno se le escapó: mi vecino, que aquel extraño día intentó cambiar sin ayuda las tejas de su techo y cayó de la escalera. Desde entonces vive con un agujero del tamaño de un puño en la cabeza, cortesía de una piedra en su jardín. No sé si Doña Catrina algún día recordará este trabajito que se le fue, lo único que sé es que desde que yo era niño don Gregorio ya era un anciano con un extraño agujero en la cabeza.
Roxana Blancas

Photo by Tarumbarumba

2 comentarios:

Alandroide dijo...

Ajúaaa!
Yo quiero conocer el agujero en la cabeza de don Gregorio.

Excelente narración.
Felicidad para ti, Tarumba

Taяuмвa dijo...

Muchas hartas gracias, Alandroide. Debe verse coqueto el agujero de don Gregorio, pero seguro lo cubre con un sombrero xD.