Un buen día soleado y con viento agradable salió despotricando contra todo el mundo como de costumbre, encendió su auto, llegó al cruce conflictivo de siempre y una camioneta se incrustó en su defensa. El hombre neurótico bajó sin preguntar nada, sin pensar y con su bat en mano listo para atacar una vez más. Pero de la camioneta bajó un hombre más neurótico que él y, con pistola en mano, le disparó a la cabeza sin preguntar, sin pensar.
Su familia recogió el cadáver en la delegación Álvaro Obregón al día siguiente, y nuestro neurótico fue cremado.
-R. Blancas