martes, 4 de diciembre de 2007

DE LA ESPERA

Como siempre yo pensé que serías tú. El reflejo del sol y la sombra que está de más. El viento fortuito que derriba algún aditamento de mi nueva “estancia”. Alguien que da la vuelta por aquí y parece que se dirige a mí pasándome de largo. ¿Qué de malo hay en creer que serías tú?

Mis amigos ya no me visitan, se han cansado. Los que esporádicamente vienen me dicen que me aferro a algo que ya no es mío, me miran con asombro, como si no creyeran que les digo lo que les digo (o como si no creyeran que soy yo misma la que se los dice). No sé por qué ahora les inspiro tanto miedo.

Los perros y los gatos me tratan con cierta reserva. Los he visto con ganas de correr en dirección contraria a la mía, pero algo que aún no entiendo los detiene. Creo que ahora son los únicos que me miran de verdad.

Me empiezo a sentir ajena, pero esa esperanza de volver a verte me mantiene aquí, así.


Noto a mi cuerpo más liviano. Mi voz a veces hace que me dé frío, y no sólo a mí, lo noto en los que llegan a estar a mi lado. Mi aliento ya no empaña las ventanas. Le hablo a los que se acercan con la esperanza de pasar el rato de manera más amena, pero casi siempre me ignoran o pretenden ignorarme. Así de mal, así de absurdo, así de desesperado se volvió todo desde que te fuiste.

Ya no sé si puedo contar la espera con horas, pero ahora sé que es así como alguien se vuelve su propio fantasma. Aferrándome a ti renuncié a todo lo demás. Y ahora espero con esa espera que no puede medirse; sentada en la hermosa lápida de mármol rosado que mi hermano eligió. Sé que vendrás, lo sé. Quizá aún no lo sabes, quizá tienes miedo. Pero sé que lo harás… y creo que yo ya aprendí a esperar.





Roxana Blancas
Me veo obligada a aclarar que esto de aquí es un cuento. No ando de dramas otra vez. Al menos no esta temporada otoño/invierno xD.