Te miro fijamente, quiero aprenderte bien para cuando sólo quede tu recuerdo y tenga que descifrar lo que no me dices ahora. Una parte de mi vida, estos minutos, se van contigo. No sé decir las cosas que siento. Tal vez algún día te las escriba sentada frente a otra ventana. No sé tampoco hasta dónde soy feliz. Cada despedida es un estarse desangrando, un dolor que nos asesina lentamente. Estamos llenos de palabras y sentimientos, de un silencio que nos confina en nosotros mismos. Tal vez esta habitación nos queda demasiado grande o demasiado estrecha y por eso no sabemos qué hacer con nuestros cuerpos y las palabras.
Amparo Dávila, "Árboles petrificados", Árboles petrificados, 1977
Sé que debo aprender a invertir mi tiempo en los proyectos más adecuados para avanzar prósperamente en este camino academicoso. Sé que llevo semanas evadiendo mi proyecto de tesis porque me desespera, porque me tiene saña, porque me araña con su complicada retrospectiva hacia algo incapaz de comunicarse conmigo. Y a pesar de todo esto que sé, no puedo evitar dedicarle mi poco "tiempo libre" a la relectura de esta maravillosa escritora. "Haz lo que te gusta", suelen decir, pero olvidan mencionar que lo que nos gusta a veces no va de la mano con lo que debemos hacer. Pues yo tengo este maravilloso don para hacer todo lo que no debo hacer. Siempre. Y me encanta. Amparo Dávila y yo hasta el fin del mundo.
Cheers!