Yo soy el asesino, dijo finalmente el Mayordomo en medio de la biblioteca. El Ama de Llaves no estaba convencida y miraba de reojo a la señora Gala. Mientras todos esperaban en la sala, tomé el candelero y lo maté en el despacho, confesó el Mayordomo sin el más mínimo arrepentimiento. El señor Banquero pensaba que quizá después de tantos años de ser el culpable en los misterios, el Mayordomo ya se habría cansado de ser el asesino. Será que al ver una llave de tuercas, una soga, una pistola o un candelero su instinto asesino afloraba aun sabiendo que todo será descubierto. Entonces abrieron el sobre, ahí estaban las cartas que confirmaban todo: candelero, despacho, Mayordomo. Pero de pronto a todos les saltó la misma duda: ¿quién era el asesinado?, ¿por qué el cuerpo nunca se encontraba en la mansión?, ¿acaso todo se trataba de un juego? En medio de las silenciosas dudas, el Portero finalmente dijo: el Mayordomo siempre es el asesino, y salió de la biblioteca. Unos segundos después todos lo imitaron y regresaron a su rutina esperando el siguiente misterio por resolver.
Roxana Blancas
Por primera vez en un muy buen rato no voy a quejarme de la falta de inspiración. En las últimas dos semanas estuve escribiendo como nunca. Llevaba mucho tiempo desmotivada en esto de escribir cuentos porque no le veía sentido a hacerlo si en realidad sólo algunos amigos y lectores perdidos en mi blog me leían. Hace tres semanas recordé la beca del FONCA y decidí aventarme a escribir un proyecto nuevo y novedoso. Pedían mínimo veinte cuartillas con lo más representativo de mi obra y... bueno... yo sólo tenía siete tristes cuartillas de cuentos que no me parecían tan malos. Así que estuve las dos últimas semanas escribiendo cuartillas y cuartillas de cuentos y redactando un proyecto del que terminé muy enamorada. Al principio fue difícil sentarse a escribir sin tener una sola idea, pero eso de romperse la cabeza diariamente sobre la piedra hasta que brote el agua -como diría Sabines- sí que funciona. El viernes entregué toda la bola de papeles necesarios, el proyecto y casi treinta cuartillas de cuentos nuevos.
No sé si tengo oportunidades de ganar una de las doscientas becas, sería increíble, pero creo que al final lo importante para mí fue recordar y retomar la única cosa que me hace sentir completa. Aún me falta mucho por aprender y mi técnica está en pañales pero... el hecho de volver a escribir y sentirme llena vale todas estas noches de desvelo y estrés. El estrés creativo no puede sufrirse.
Cheers!!!