jueves, 24 de abril de 2008

¿Y SI SÍ?

Se lo pregunté y lo contestó sin titubear, con la naturalidad más perfecta que podía poseer “lo compré en una tienda cerca de tu casa”. Y yo no entendía, no entendía cómo era que funcionaba, cómo habían podido comercializar algo así, lo cierto es que lo había comprado y sin saber qué hacer con él lo soltó, naturalmente, a unas cuadras de mi casa. Entonces todo tuvo sentido: los escalofríos, el miedo repentino, la constante sombra al pasar por el mismo lugar, la sensación de ser observada. Mi querida ex mejor amiga se había metido en mi sueño para contarme que había comprado un fantasma y al no soportar su presencia decidió soltármelo a mí. Me dio su santo y seña y me encomendó su cuidado puesto que ahora era todo mío. Siendo simplemente un sueño decidí ignorar el antecedente en la vida real. Pero una noche, sin saber por qué, miré por el retrovisor y me topé con el rostro que ella había descrito, mi novio vio su silueta y los dos nos miramos sabiendo que habíamos visto lo mismo. Salimos de aquella calle lo más rápido que el automóvil nos permitió… pero sé que sigue ahí.
¿Fue sólo un sueño? ¿La maldita en verdad me compró un fantasma?

jueves, 3 de abril de 2008

TANTO CALOR

...derrite las ideas, las ganas y la buena fe. Me hace sudar como si me fuera a volver un río y me cansa y me pone roja. Me calienta la cabeza y me vuelvo intolerante.

--No se me acerquen mucho si no tienen paciencia para los histéricos---

Y yo sigo pensando que la culpa de mi humor la tiene mi tiroides descontrolada. No yo. Yo no. Yo no asumo ninguna culpa. Mucho menos por mis pleitos constantes con maestros, adjuntos, compañeros y familia. Sólo la asumo un poco por el pleito con mi novio. Por lo demás, la loca no soy yo: son ustedes. Y el calor. Y la tiroides. Locas, locas.